HASTA SIEMPRE, MISIONERA: SE NOS FUE LA HERMANA BENITA
BRIÁ SAÑAS A LA CASA DEL PADRE
Ayer miércoles, 9 de junio de 2021, hacia las 5:20 de
la mañana, exhalaba su último suspiro nuestra hna. Benita Briá a sus 92 años de
edad. Valiente, lúcida, discreta, serena, coherente…¡tantas cosas que decir!
Siempre se reflejaba una gran sabiduría desde su sencillez y aparente
fragilidad.
En estos últimos meses dio batalla incluso al covid,
que logró superar, pero ya su cuerpo estaba bastante deteriorado y su corazón afectado:
presión alta, vasos taponados,…Dio batalla hasta el final, entregándose al
Señor, luchó por su autonomía a pesar de las limitaciones que iban surgiendo,
pero aprendiendo a vivir con ellas sin que supusieran un obstáculo mayor de lo
que eran en sí. Mujer de Dios, completamente, quizás sea una de las cosas que
mejor la definen, sí, mujer de Dios.
Llegó un día de Julio de 1963 a Lima, tras todo un mes
de viaje en barco, y después de una breve toma de contacto con Lima -unos días-
fue, junto a otras dos hermanas, a la que sería su Misión durante muchos años:
SANTA MARÍA DE NIEVA, en Condorcanqui, departamento de Amazonas. Tan querida
fue esta Misión que la tuvo hasta el final de sus días en su corazón,
recordando con infinito cariño a sus gentes y “protestando” (discretamente) por
no haberla dejado terminar allá sus últimos días…
Trabajó en el campo de la salud, atendiendo el
Dispensario que había en el Nieva por aquellos años (60-70), que estaba a cargo
de las hermanas de La Compañía Misionera. Como ella misma cuenta: “veníamos con
una preparación que nos daban en España de “Médico Misionero”... encontrarte
sin médicos y ver la cantidad de enfermos que venían de todas partes y con toda
clase de enfermedades, daba respeto”.
44 años en la zona Nieva, tanto en Santa María de
Nieva como en el río Santiago, atendiendo a población awajun y wampis. “Era una
ambiente en el que estábamos un poco aisladas. Tampoco había luz eléctrica. El
agua la recogíamos de la lluvia. O si no, había que ir al río y nuestra casa estaba
en un cerro (la actual Ugel-Condorcanqui)”. Luego vino el internado de niñas,
unas 150 niñas, pequeñas, medianas, mayores, niñas awajun…Salud, Educación,
Internado…Eran las necesidades que había, todavía el Estado no llegaba a
atender estas zonas, las hermanas estaban para todo, todo lo que se podía.
Experiencias, personas, vida entregada, vida gastada, vivida con amor.
Y en esos años le vino una de sus cruces más fuertes:
la pérdida de la visión. Ella misma contaba que se sentía como si se hubiera acabado
su vida misionera cuando le diagnosticaron la enfermedad, aunque, con la
profundidad que la caracterizaba pudo entender que “si me falta la vista, Dios
me va a dar la vista interior”, y a pesar de todo pudo continuar aún en la zona
de Nieva bastantes años más después que le detectaran la pérdida de visión.
Lo duro fue salir de la selva –como buena misionera-,
pero con los años se fue acostumbrando a vivir en Lima y ahí también fue
dejando su rastro en la gente y familias, grupos que atendía, hermanas con las
que vivía. En Lima acompañaba a un grupo de laicos de la capilla Virgen de
Fátima: “con mucha tristeza escribo este mensaje recordando todos sus consejos,
orientaciones fue una gran guía espiritual para todo nuestro grupo de
Reflexión. En lo personal siempre me alentaba a no perder la fe y orar ante la
adversidad. Ahora sé que tenemos un Ángel más orando por nuestro Perú en
especial por su selva querida”. O atendiendo a los vecinos de Villa del Carmen,
preparando a los hijos adolescentes de una familia amiga para que pudieran
recibir su Primera Comunión, yendo a su casa a prepararlos un par de veces a la
semana. Visitando y acompañando a las familias de Fiori…Tantos servicios
pequeños o grandes, discretos, pero importantes. La palabra acertada, la escucha
atenta, a pesar de la limitación del oído, que también le llegó.
Profunda, prudente, discreta,…”Siento que mi corazón
sigue latiendo al ritmo de la Misión y doy muchas gracias a Dios por los años
vividos en la zona de Santa María de Nieva entre los Awajun y Wampis”. Ese
corazón que este miércoles 9 de junio dejó de latir en este mundo para ir al
encuentro de papá-Dios.
Descanse en paz, Benita, queda la bendición que has
sido para tantísima gente en este, tu querido Perú.
Compañía Misionera, 10 de junio del 2021
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Et demanem que siguis respectuós amb aquest bloc que estar dedicat a missions